LA HOMILÍA COMO EXPERIENCIA DE FE DENTRO DE LA SANTA MISA
Cuando escucho los sacerdotes hablar comunicando verdades de fe y dando a conocer la vida de Dios y el misterio salvador de nuestro Señor Jesucristo me interrogo, cómo es que las palabras de un hombre puedan transformar la vida de una persona, que será si no Dios bendito el que habla por medio de hombres comunicando vida.
La homilía más allá de ser un arte en el hablar es hablar familiarmente, como lo hizo Jesús cuando iba camino a Emaús con los dos discípulos, donde les explica las Escrituras y les da a conocer el misterio pascual de sí mismo, quedándose oculto en la fracción del pan; dice el texto sagrado que lo reconocieron y, posterior a esto «Se dijeron uno a otro: « ¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (cf. Lc 24,32) esta experiencia es una de tantas en las que Jesús nos muestra como se debe realizar una homilía. En primer lugar vemos a dos hombres que caminan desorientados y confundidos y no era para menos, el Maestro, en el que habían puesto su confianza estaba derrotado y por consiguiente sus esperanza también. En el camino mientras discutían sobre los sucesos acontecidos y lo que las mujeres habían dicho; Jesús se apareció y empozó a caminar con ellos e interesado por lo que estaban conversando les refutó la poca fe que contenían tanto así que les empezó a explicar las Escrituras, comenzando por Moisés siguiendo por los profetas dándoles a conocer todo lo que estaba escrito de él. Al final del camino Jesús hace ademán de seguir pero los discípulos lo invitan a quedarse con ellos y Jesús como siempre, a cada una de nuestras invitaciones, acepta y; no bastando con la compañía que les da, se queda oculto en el pan. «Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado». (Cf. Lc 24, 30-31) Esta es la experiencia fundamental que debe tramitar a cada fiel la homilía en la actualidad, sencilla pero llena de trascendencia, misteriosa pero llena de realismo. Una homilía que ha de llevarnos al reconocimiento del Maestro en el caminar cotidiano y en la fracción del pan. Por tanto la homilía no es enseñar una forma de actuar, de pensar o de vivir la vida, sino la de llevar a los fieles a una experiencia de encuentro con Cristo que es camino verdad y vida, esta a de ser la experiencia en cada Eucaristía.
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