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lunes, 19 de septiembre de 2011

EL DINERO Y SU PODER DE MENGUAR EL SER 


Cuando miro las grandes metrópolis y leo en la historia todo el proceso tan lento y tortuoso pro el que ha pasado lo que hoy llamamos ciudad pienso que si el hombre no tiene metas nobles por lograr se estanca y nada de lo que realiza tiene sentido.
Hoy lánguidamente se nota el deseo por metas nuevas y nobles, pues son pocos quienes nacen con una idea nueva para el bien de la humanidad y mas pocos aun los que en el transcurso de la vida se les despierta el deseo de prolongar su nombre en la historia, parece que el choque brutal de tanta tecnología y crecimiento industrial, económico etc. hubieran absorbido y puesto limite al deseo mas verdadero del hombre, ser feliz. No es tan difícil de constatar esta realidad preocupante y alienante, tan sólo basta ver la mirada incierta de un adolecente que a la pregunta ¿Qué quieres ser? Lanza una respuesta más incierta aun, no sé. Es este sin duda un punto preocupante de un futuro cercano dominado por tecnología, escases de recursos naturales y personas faltas de criterio e identidad y aunque vemos muchos que desean salir adelante, son realmente pocos los que quieren ser personas y ayudar a  otros a ser. Es pues un momento difícil y oportuno para quien desee hacer historia, la oportunidad quizá no está en aportar un nuevo descubrimiento, sino en lograr integrar todos estos conocimientos existentes en la vida de los hombres sin que ello lo esclavice y destruya. Ya no hace falta un invento más sino más bien que todo lo bueno y provechoso llegue sin excepción a todos y que en vez de inventar una nueva arma de destrucción masiva, un nuevo juego de video, una nueva moda, una nueva operación estética, una nueva combinación de drogas para prolongar el placer, un nuevo torneo competitivo ya sea de peces, gatos, arañas, hormigas qué sé yo, un nuevo elemento para entretener y hacer olvidar la necesidad de verdad y libertad que tenemos perenne en lo más profundo de nuestro corazón y, que antes de emprender la búsqueda de una nueva estrella o la comprobación de la  existencia de los marcianos que solo sirve para saciar la curiosidad y apagar la idea de lo fundamental, más bien se busque que todos tengan acceso al conocimiento y a la verdad; es esto lo que verdaderamente hace falta, despertar a los hombres del letargo sin final en el que nos ha sumido el afán desmedido por fama y riqueza. Es hora pues de darnos cuenta que es de Dios y que es del Cesar no podemos seguir aturdidos por los gustos superfluos y efímeros que traen la fama, el poder y el tener, ¡basta de tener! Es hora de SER.     

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